
Julia Laberinto
Fenómenos cadavéricos de las flores
Actualizado: 3 jul 2018
Bernarda: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! (A otra hija.) ¡A callar he dicho! (A otra hija.) Las lágrimas cuando estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de luto! Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!
La Casa de Bernarda Alba, Federico García Lorca
Yo arranqué la flor
y probé la sangre primera, nocturna.
Sedienta de tantas sombras,
me arrastré para limpiar,
de la pureza oscura de la tierra,
su corola abierta.
El lirio se seca en mi cabeza
y aparece el esqueleto mínimo en mis manos.
De la tierra suplico el brote,
de la tierra que guarda tantos huesos.
Pueden entonces explicar
las tibias uniones fundamentales
cómo los pétalos se alimentan solamente
de ceniza.
¿Es capaz la ciencia de describir
cómo del cadáver brota
la aurora blanca?
Queda la tierra
y su espacio negro, sucio, profundo.
Pero libre el espacio, para plantar la semilla.
